TEMAS
Introducción
De
todos es conocido el actual Escudo de la Ciudad de México,
fácilmente identificable. Existe un gran detalle que es el que llama la
atención: a una pregunta expresa pocas personas saben o pueden detallar los
elementos o figuras que lo componen y menos aún su origen, historia o significado.
Son,
precisamente, esas últimas tres palabras (origen, historia y significado) por
las que se da este trabajo. Desde hace tiempo se ha querido cambiar este escudo
y este texto no es una continuidad de aquellas, pues desconozco las de años recientes
y la que aquí se expone nace de una reflexión absolutamente personal.
A
partir del 13 de agosto de 1521 el dominio del imperio de México-Tenochtitlán terminó con una campaña de conquista por el
reino español. Bajo el dominio de la corona española y con el nombre de Nueva España, inició la época colonial
que duró 300 años, época de la que somos producto, evidencia y suma.
Una
suma porque a la asimilación de la imposición de lo español, se añadieron los
orígenes propios. Independientemente del conservadurismo de las castas y las
clases altas de origen ibérico, con el tiempo creció exponencialmente la
población criolla y el mestizaje. Los pueblos originarios, al margen de esa
sociedad cerrada, se sumaron también al sincretismo cultural y religioso
dándole valores inconfundibles. A la innegable riqueza de la cultura española
se sumó, por ejemplo, en cuanto a la adopción de la lengua castellana y el
desenvolvimiento de la arquitectura, el genio de la idiosincrasia indígena y
mestiza que enaltecieron esplendorosamente la monumental palabra en la
literatura y la exuberancia del prodigioso estilo barroco mexicano, por ejemplo.
Los
sucesos políticos en Europa al final del siglo XVIII e inicios del XIX,
tuvieron efectos contundentes en las colonias españolas del Continente
Americano. El reino español, decadente y atolondrado, provocó que finalmente
esas colonias tan preciadas se independizaran de su dominio.
El
territorio de la Nueva España, sus
ciudades, provincias y villas iniciaron de manera incipiente su Independencia
en el año de 1810, logrando su consumación hasta 1821. Desde el inicio de esos
300 años de sujeción al reino español se originó el escudo de la Ciudad de México,
que aún persiste, lo que nos indica 495
años de su existencia. Ese escudo debía
permanecer solamente en los archivos como un documento de esa época.
No
obstante y aún de que este tema haya sido tratado antes o de que existan
antecedentes con intenciones similares, como ya se mencionó, esta argumentación
no pierde vigencia ni carece de sentido. No faltarán, debido a la diversidad de
opiniones y formas de pensar, quienes se opongan a este proyecto con criterios que cuestionen estos testimonios, pero la
libertad de expresión se impone por sí
misma y las diferencias siempre se suman para enmendar, corregir o apuntalar
mejor lo propuesto. Las omisiones que puedan tener los fundamentos que se
exponen en este sitio estarán dispensadas por no ser un historiador, sino un
ciudadano común quien lo sostiene, sumamente interesado en la historia de su
país y de su ciudad.
Entonces
y así, reflexionar sobre el origen de ese escudo debe partir de la observación,
reflexión y análisis de los elementos que lo forman, guiados tan sólo por el
sentido común y la lógica.
Varios
Estados de la República Mexicana, ciudades, municipios o villas, aún tienen
escudos otorgados por Cédulas Reales de la época colonial que aquí no se
reseñarán.
Hoy,
más que nunca y con motivo de la reciente Reforma
Política del Distrito Federal, de la formación de su Constitución Política y ya como Ciudad de México, es necesario recapacitar sobre este tema. Es preciso
deshacernos de esos lazos que suenan como cadenas.
Época Colonial
El
origen del actual Escudo de la Ciudad de
México, propiamente otorgado a la
Nueva España se autorizó el 4 de julio de 1523 por el rey Carlos V
concedido bajo “Cédula Real” a los vasallos españoles de “la Gran Ciudad de Tenoxtitlán-México un escudo de Armas y Divisas, que
trajesen en sus Pendones”. Debemos notar que en las relaciones históricas
frecuentemente se cita el nombre de Tenochtitlán-México. El nombre de
Tenochtitlán, como topónimo significativo de esta entidad, desapareció en la
nomenclatura de la actual Ciudad de México.
El
nombre de Nueva España (del Mar
Océano), fue a sugerencia de Hernán Cortés en su segunda Carta de Relación a
Carlos V en 1520 y se llamó así a partir de la consumación de la conquista el
13 de agosto de 1521. Ese nombre
desapareció, pero el escudo sigue vigente en nuestra ciudad a pesar de la guerra por la Independencia, de
dos frágiles y absurdos gobiernos imperiales, la época de la Reforma y la
Revolución. Toda una saga de guerras, confrontaciones y enfrentamientos
civiles, a lo que se sumaron las invasiones de Estados Unidos de Norteamérica y
Francia, todo en un incesante mar de sangre.
La
Nueva España fue el territorio establecido de lo que fue Tenochtitlán y capital
del virreinato desde esa época, además de los demás reinos y capitanías que se
fueron agregando al expandirse la
conquista.
Observemos
los elementos principales del escudo:
Uno
de las ilustraciones más antiguas del
escudo español del Ayuntamiento de la Ciudad de México, aunque indebidamente
está timbrado con la corona imperial. Foto tomada de internet.
La
torre al centro es y simboliza el imperio mexica y la ciudad de La Gran
Tenochtitlán, que se representa como un castillo. Los heraldistas españoles
desconocían cómo era esta ciudad o la forma de una pirámide.
Los
tres puentes hacen alusión a las tres grandes calzadas que unían la ciudad con
los poblados del Valle de México (Iztapalapa, Tacuba y el Tepeyac).
El
lago de Texcoco rodea la ciudad de México-Tenochtitlán.
La
orla del escudo tiene diez artejos de nopal que hacen referencia directamente
al nombre propio de Tenochtitlán. El nopal, topónimo de esta ciudad, está
despedazado.
Los dos leones
a cada lado de la torre, y al que le
clavan sus uñas, son símbolos del poder de dominio y sometimiento, de
victoria, y connotan la derrota de la ciudad conquistada.
Literalmente
en la “Cédula Real” se expresa el motivo y actitud de los leones: …que
hazga (n) con las uñas en dicho castillo, de manera, que tengan
los pies, en el puente, y los brazos en el castillo, en señal, de la Victoria,
que en ella hubieron los dichos Cristianos. Esta descripción de la
intención de los leones de clavar las uñas, agredir o acometer a la torre es
bastante clara, en el sentido de que hazga (n) tuvo como resultado la victoria
del ejército español. Ese escudo, como un explícito símbolo de poder, cumplía
la función de exhibir el éxito de una guerra de conquista, que es el propósito
fundamental de los escudos de armas.
En los primeros
libros de historia de la conquista, las
ilustraciones y pinturas de ese tema,
fueron los medios para exaltar y darle un tono heroico a esa gesta. Existen
varios biombos con ese tema en los que se repite el mismo guion historiográfico
con idealizaciones y exageraciones, producto del imaginario español. Son del
siglo XVII estos ejemplos. En sus
escenas, una coincide en mostrar a Hernán Cortés sobre el Templo Mayor de
Tenochtitlán enarbolando la bandera monárquica en señal de la victoria lograda,
bajo sus pies aparece desplumada y muerta el águila mexica.
Biombo de la Conquista de México. Anónimo.
S. XVII. Museo Franz Mayer. Detalles. Foto del autor.
En el biombo que se encuentra en el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, Estado de México, con el mismo tema y escena, se ve la toma de Tenochtitlán pero con el águila convertida en un dragón (¿?) abatido, símbolo del mal y lo diabólico para los españoles.
Biombo de la Conquista de México, Museo
Nacional de Virreinato Tepotzotlán, Estado de México. Anónimo.
Detalle. Foto del autor.
En el biombo de la Conquista de México por Hernán
Cortés que se encuentra en el Museo de América en Madrid, se repite la misma escena sobre el
Templo Mayor de Tenochtitlán y se matiza en otra lámina la quema de ídolos y la
muerte física del águila a punta de espada.
Conquista de México por Hernán Cortés, 1698. Miguel y Juan González. Detalle.
Tomada de internet.
Detalle
Una escena de los biombos mezclada con el actual escudo colonial de la Ciudad de México, sugieren una percepción de soberbia y arrogancia que se abrevia en una sola imagen:
Ilustración del autor.
Sin que existiera autorización
monárquica, el escudo español de la Nueva España se timbró con la corona
imperial. Existen dos piezas originales en el Museo de Historia del Castillo de
Chapultepec.
Cruz
de Borgoña con escudos de La Nueva
España, Siglo XVII. Museo del Castillo de Chapultepec.
130 X 128 cm. Foto del autor.
Detalle
Estandarte
de La Nueva España. Siglo XVII con el actual escudo de la Ciudad de México.
Las modificaciones del Escudo
de la Nueva España, aunque aisladas o que no fueron determinantes, mostraban
una inquietud en que existía la intención clara de retomar los símbolos que
representaban las raíces originales indígenas y que tenían más valor que los
designados por la heráldica española. El águila y el nopal renacían de manera
natural, no habían sido olvidados. Los criollos ya buscaban una identidad
propia. El águila y el nopal, con o sin serpiente, que ilustraban la fundación
de México- Tenochtitlán en algunos códices novohispanos de los friales
historiadores, fueron la fuente para que esos símbolos se agregaran al escudo
novohispano. Nació, sin pretensiones ideológicas declaradas, una simbiosis que
conciliaba o confrontaba los símbolos de poder.
Año de 1660. Tesis de Francisco Antonio Ortiz, dedicada al duque de
Alburquerque, 22° virrey de la Nueva España. El grabado contiene al centro el
escudo de armas del duque timbrado con la corona imperial. A los lados se
ven las alegorías de Europa y América.
Al centro, unidos por la concordia (el corazón), se ve el escudo de la
Nueva España y el del águila y la
serpiente sobre el nopal. Sorprende la aparición y aceptación de los símbolos legítimos
indígenas unido al novohispano en un sentido de armonía. Foto tomada de
internet.
Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón.
Arzobispo de México 1766-1771. Escribió la Historia
de la Nueva España, escrita por su esclarecido conquistador Hernán Cortés
en 1770. Es la primera edición colonial
de las Cartas de Relación de Hernán Cortés.
El grabado de la portada muestra a la Nueva España personificada en una
mujer noble rodeada de armas y códices mexicas. En su brazo izquierdo descansan
los elementos de la conquista: la espada y los símbolos de la religión. En el fondo, sobre una cúpula un
solado español triunfante con su banderola monárquica; más atrás, muy desdibujado, el imperio mexica con un indígena que apunta con
su arco al cielo. En primer plano, el águila mexica resume el mensaje de la composición: la rapaz carga el escudo de
la Nueva España orlado con los artejos del nopal; la serpiente parece huir de
la escena. Foto tomada de internet.
Detalle.
Francisco Javier Alegre, fue un erudito fraile
jesuita mexicano. En el año de 1767 los jesuitas fueron expulsados de la Nueva
España. En el exilo, en 1776, escribió una traducción versificada en latín de la Ilíada de Homero, entre otras
obras. En la portada de su libro, de manera sorprendente, aparece una hermosa
águila sobre el nopal en el que se enreda una serpiente. En el pecho del
águila, en contrasentido del grabado en
la obra del arzobispo Lorenzana, lleva el escudo de la Nueva España. La
ilustración, fuera del contexto de la obra en sí misma, porta orgullosamente el
sello del origen nativo de su
autor. Foto tomada de internet.
Detalle
El
historiador Manuel Carrera Stampa en el año de 1960, en su obra El Escudo Nacional, realizó una extraordinaria
iconografía de su origen histórico y simbolismo. En cuanto al escudo colonial
de la Nueva España, páginas 83-109, se muestran algunos ejemplos con los
añadidos del águila y la serpiente sobre el nopal.
Medallas
conmemorativas troqueladas en la Nueva España de la proclamación al trono de Luis
I y Fernando VI, de los años 1724 y 1747, respectivamente.
En las innovaciones del estilo
del escudo colonial, aquí lleva el
águila a manera de timbre, símbolo que hacía referencia al relato fundacional
de México-Tenochtitlán del imperio mexica. Los tres puentes que aparecen en el
escudo español original se sintetizaron, de manera errónea, en un solo puente
de tres ojos o arcos, equivocación que
persistió hasta el siglo XX.
Troquel
para la medalla de proclamación de Carlos III en 1769 por la Villa de Tepeaca.
Escudo
muy elaborado de Gabriel de Mendieta y Rebollo, escribano Mayor del Cabildo de
la Ciudad de México. Siglo XVII. Como elementos adicionales, bajan dos águilas
de la corona imperial. Los nopales nacen del puente de tres arcos y a los lados
unas columnas de Hércules con la leyenda Non Plus Ultra. Foto tomada de
internet.
Escudo
estilo cartela con el águila y la
serpiente sobre el nopal, con la palabra MEXICO.
Siglo
XVII. Del libro de Carrera Stampa.
Grabados
del siglo XVIII, anónimos. A la izquierda aparece solo el castillo rodeado del
nopal montado por el águila con gorro frigio y la serpiente. El de 1777 se usó
para ilustrar la Compendiosa narración de
México, obra de Juan de Viera. Se ve
solamente el puente de tres ojos. A los lados de la corona imperial, aparece en
una banda el nombre de Tenosticlan. Dibujos de Carrera Stampa.
Escudo
timbrado de la misma época, con el águila a un lado, además de un arco, el
carcaj y un tambor. Foto tomada de internet.
Reverso de la medalla EN SU EXLATACIÓN AL TRONO. LA CIUDAD DE MÉXICO, EN 13 DE AGOSTO DE 1808 de Fernando VII. Escudo timbrado con la corona española, rodeado de artejos de nopal. De un lado aparece la alegoría de la raza mexica; del lado opuesto, el águila con la serpiente posa una pata sobre el nopal y un carcaj. Foto tomada de internet.
Siglo
XIX. Con los elementos usuales, se agrega un león que sostiene una espada y el
bastón de mando. El león se apoya sobre los dos hemisferios en que tenía sus
dominios el imperio español. El águila parece impertinente en la composición, pero se impone. Las banderolas y
armas le dan armonía. Foto tomada de internet.
Como todos sabemos, los
conflictos políticos en España, a partir de 1808 y a consecuencia de las
ambiciones de Napoleón Bonaparte que aprovechó la debilidad del reino español,
dieron por resultado la independencia de sus colonias en América. En esa
transición nació la Constitución Cádiz, que buscaba el reposicionamiento y
autenticidad del reino ausente e intentaba la unidad política y social de
los habitantes de todo el imperio. En un sorprendente decreto de las
Cortes Generales, en que participaron diputados de todas las Colonias, se
determinó que:
DECRETO
CCLVIII.
DE
26 DE MAYO DE 1813.
Se mandan quitar todos los signos de vasallaje que hubiere en los
pueblos.
Las Córtes generales y extraordinarias, accediendo á los deseo que les
han manifestado varios pueblos, han tenido á bien decretar por regla general lo
siguiente: Los ayuntamientos de todos los pueblos procederán por sí y sin
causar perjuicio alguno, á quitar y demoler todos los signos de vasallaje que
haya en sus entradas, casas capitulares, ó qualesquiera otros sitios, puesto
que los pueblos de la Nación Española no reconocen ni reconocerán jamas otro
señorío que el de la Nación misma, y que su noble orgullo no sufriria tener á
la vista un recuerdo continuo de su humillacion.- Lo tendrá entendido la
Regencia del reyno, y dispondrá lo necesario á su cumplimiento, haciéndolo
imprimir, publicar y circular.- Dado en
Cádiz á 26 de Mayo de 1813.- Florencio Castillo, Presidente.- José Domingo Rus,
Diputado Secretario.- Manuel Goyanes, Diputado Secretario.- A la regencia del
reyno.- Reg. Lib.2 fol. 179.
(Se respetó la ortografía. Subrayado del
autor.)
Lo importante de ese decreto es que ordena,
literalmente, a quitar y demoler todos los signos de vasallaje, recapacitando que ya su
noble orgullo no sufriría tener a la vista un recuerdo continuo de su
humillación. Con todas esas vicisitudes y encabezada por criollos
rebeldes, se suma parte del ejército imperial con Agustín de Iturbide para
lograr la Independencia de México hasta 1821. Iturbide se nombra emperador y
otra guerra logra constituir la República Federal y la verdadera Independencia.
Con Guadalupe Victoria como primer Presidente, surgió la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos
de 1824. En consecuencia, surgieron
otras leyes y decretos que se generaron en esa época promisoria para
deslindarse totalmente de la península ibérica. Entre ellos, respecto al tema
que nos atañe, en el Primer
Congreso Nacional Mexicano se decretó el 21 de marzo 1825 que:
“Las Villas,
Ciudades de los Territorios y Distrito Federal que carezcan del escudo de
armas o que lo tengan con jeroglíficos alusivos a la Conquista o Dominación
Española, propondrán al Congreso General para su aprobación, el que más le
acomode, con tal de que blasone laudable origen”.
No se sabe a ciencia cierta que alguna entidad
federal o local haya hecho algún cambio de ese tipo o si los hubo respecto a
los símbolos alusivos a la conquista o
dominación española, pues muchos tenían ese origen, como el actual de la
Ciudad de México. Algunos detalles en restos de edificios e iglesias muestran
que se borraron esos jeroglíficos.
Muchos persistieron y nos induce a pensar a qué se debe esa omisión que puede tener
muchas causas o respuestas, incluidas la idiosincrasia mestiza, el conservadurismo del orgullo español de
origen, etc.
Alegoría
de la Coronación de Iturbide. 21 de junio de 1821. Óleo de José Ignacio
Paz. Foto del autor. Museo Nacional de Historia.
Detalle. El
águila mexicana destroza las entrañas del león como alusión de la
emancipación del imperio español.
En la República
independiente persistieron las desavenencias con España que no se
resignaba a la pérdida de una de sus colonias más
importantes. Los españoles más radicales fueron expulsados de México; los que
se quedaron fue porque poseían grandes fortunas, pero querían conservar el
abolengo y canonjías de la nobleza hispana. El gobierno federal tomó una decisión
definitiva:
PRIMERA SECRETARÍA DE ESTADO 1156
Sección de Gobierno
El Ecsmo. Sr.
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se ha servido dirigirme el decreto
que sigue.
El presidente de
los Estados unidos Mexicanos a los habitantes de la República, SABED: que el
Congreso general ha decretado lo siguiente.
Quedan estinguidos
para siempre los títulos de Conde, Marqués, Caballero y todos los títulos de
igual naturaleza cualquiera que sea su origen.
El Gobierno
dispondrá se destruyan por los dueños de edificios, coches y otros muebles de
uso público los escudos de armas y demas signos que recuerden la antigua
dependencia ó enlace de esta América con
España.-Santos Velez, Presidente de la Cámara de
Diputados.- José Arcadio de Villalba, Presidente del Senado –Juan Gomez de la
Puente, Diputado Secretario. Demetrio del Castillo, Senador Secretario.
Por tanto mando se
imprima, publique circule, y se le de el debido cumplimiento: Palacio del
Gobierno federal, México 2 de Mayo de 1826.- Guadalupe Victoria. –A.D.
Sebastián Camacho.
Y lo comunico á V.
para su inteligencia y efectos consiguientes, y que tomando noticia
circunstanciada de los monumentos de esta especie, con arreglo al artículo 2.⁰ en la comprehensión de su mando, eleve un parte
mensual á este Supremo Gobierno.
Dios guarde a V.
muchos años, México Mayo 2 de 1826.
Camacho
(Se respetó
la ortografía. Subrayados del autor.)
Debido a la reacción del anti españolismo en México
y a la determinación de ese decreto, seguramente se procedió oficialmente o por
manos del mismo pueblo a borrar a punta de cincel y martillo los escudos españoles que quedaban a la vista. No
existe información, o al menos no se ha
localizado, alguna orden o crónica a ese
respecto ni qué lugares o espacios ocupaban, aunque afortunadamente hay algunas
excepciones notorias a simple vista.
En el edificio del ex Palacio de la Inquisición,
construido en 1736, en el muro exterior sur se ven claramente restos de cuatro
escudos “raspados” o levantados, de los que dos son plenamente identificables.
Ex Palacio de la Inquisición. Fotos del autor.
Escudos levantados del muro sur, de la Santa
Inquisición y del rey de España.
La Inquisición Mexicana se estableció desde 1571
debido al gran celo religioso de la corona española. En un grabado, que
conserva el Archivo General de la Nación, se ve el Escudo de la Inquisición
sostenido por José y María. Abajo, el del imperio español y el de la Nueva
España, donde predomina la torre que se sostiene sobre un frondoso nopal, carece de las calzadas o puente de tres
arcos. Los leones forman parte de la orla y se corona con un águila con la
serpiente en el pico y una garra. Sorprende que la recelosa Inquisición hiciese
uso de esos símbolos indígenas.
Escudo de la Santa Inquisición en la exposición
“Yo, el rey” en el MUNAL. Archivo de General de la Nación. Foto del autor.
Existen
dos lugares más en los que se puede ver, o inferir, que el escudo de la Nueva España estaba ahí labrado, pero se ignora cuándo fueron
borrados y si fue producto del último decreto citado. Uno de ellos es la Fuente
del Salto del Agua que venía desde un acueducto desde Chapultepec. Existen
litografías en que el escudo ya no existe, pero esta fotografía es más verás.
Cuando se sustituyó la fuente por una réplica exacta, el escudo quedó plasmado
nuevamente.
Es
una de las fotografías más antiguas de ese sitio, posiblemente a fines del
siglo XIX. No fue posible saber el autor pues se tomó de internet. Aún se ven
los arcos del acueducto. La fuente tiene yerbajos donde caía el agua..
Se observa que el campo del escudo está vacío, se quitó quizá debido a los
decretos que se mencionan, pues los demás elementos de la fuente están
intactos. La fuente original es del año 1799, obra de Guillermo Castera. El
deterioro de la fuente se solucionó instalando una réplica del escultor
Guillermo Ruiz en 1948.
Los restos de la fuente
original, se encuentra en los jardines del Museo del Virreinato en Tepotzotlán,
Estado de México. En el frente se nota
el escudo desaparecido y restos del águila.
La fuente antigua
en el Museo Nacional del Virreinato. Foto del autor.
Detalle.
Fuente actual. Foto
del autor.
Detalle
Otro escudo de la Nueva España, que se infiere que
existía en el remate del frontón de la
iglesia de San Hipólito donde se celebraba el Paseo del Pendón cada 13 de
agosto.
Iglesia de San Hipólito. Foto del
autor.
La iglesia de San Hipólito fue llamada así porque
fue el día de ese santo cuando se ganó la batalla final contra los mexicas, el
13 de agosto de 1521 en Tlatelolco. Un año antes, el 30 de junio, Hernán Cortés
y su ejército fueron derrotados por los mexicas en su huida hacía Tacuba, fue
la llamada Noche Triste. Recordar y
conmemorar ahí su victoria donde los derrotaron, se les hizo justo. La iglesia
data de 1740. Antes fue una ermita que se le llamaba de Los Mártires por los españoles muertos en esa batalla.
Como se mencionó, en el frontón de esa iglesia
existía también un escudo de la Nueva España y que seguramente fue borrado por
los motivos que se comentan. Era muy similar al de la Fuente del Salto del
Agua, presunción que se hace por simple observación. Hasta ahora no se ha
encontrado ninguna referencia escrita o ilustración al respecto. Puede verse
totalmente liso el campo donde seguramente estaba el escudo. Fuera del campo
aún se aprecian los tambores, banderolas y el armamento español e indígena. En
la orla, que está medio conservada, se distinguen claramente las diez pencas
del nopal que tiene el escudo. En la parte superior de éste se nota una masa
amorfa que seguramente era la corona
imperial que lo timbraba, además se ve aún el águila con perfil derecho y las alas desplegadas que abraza la divisa,
aunque muy maltratada. Se nota que hace algún tiempo se restauró.
Remate del frontón de la iglesia
de San Hipólito. Foto del autor.
Con esas observaciones, se hizo una reconstrucción
digital hipotética:
Estado actual de remate del
frontón de la iglesia de San Hipólito.
Reconstrucción digital hipotética
del escudo por el autor.
Con el paso (y peso) de la historia se vislumbraron
los nuevos símbolos que sustituyeran los antiguos símbolos de poder. La
serpiente sobre el nopal, con el águila añadida, pasó a ser el Escudo Nacional
por excelencia para toda la República Mexicana.
Las reminiscencias del escudo de la Nueva España
quedaban aún en suspenso pues el escudo del Ayuntamiento de la Ciudad de México
aparecía aún el puente con los tres arcos, con el águila sosteniendo a la
serpiente sobre el nopal. Se añadían las ramas de encina y laurel.
Escudo del Ayuntamiento de la Ciudad de México, 1888. Foto
tomada de internet.
En
la época de Porfirio Díaz el Escudo Gobierno del Distrito Federal se eximió de
usar el puente que hacía referencia a un elemento del pasado escudo.
Escudo Oficial del Ayuntamiento de la Ciudad de México en la
época porfirista. Foto tomada de internet.
El gobierno de Don Porfirio Díaz se
propuso festejar el primer Centenario de la Independencia de México con grandes
obras y festejos. Una de ellas fue la
remodelación del Ayuntamiento del Distrito Federal. Las obras se iniciaron en
1907 y culminaron hasta 1929 a cargo del arquitecto Manuel Gorozpe. En los torreones que se adosaron al edificio
se colocaron cuatro águilas con la serpiente, pero sobre el puente de los tres
ojos. El error de percepción siguió vigente.
Foto del autor.
Incluso, y de manera más tímida, al
construirse el nuevo edificio en 1941, ya como Departamento del
Distrito Federal, en el frontón se incrustó el águila, la serpiente y el nopal
sobre el mismo puente de tres ojos con
las ramas de encina y laurel.
Foto del autor.
Fue
en la época del gobierno de Álvaro Obregón en que se designó al territorio del
Distrito Federal con un Estatuto de Gobierno diferente a los demás Estados de
la República Mexicana. Oficialmente como Departamento del Distrito Federal se volvió
a usar el antiguo escudo de la Nueva España. Su diseño ha tenido cambios
insignificantes. En su uso persiste el desconocimiento de las autoridades en
general del origen y significado de lo que representa como se ha mostrado en
este análisis iconográfico. Es tiempo de cambiarlo como lo puede señalar la
lógica y la congruencia.
Diciembre
2018
Buenas tardes: El aporte gráfico de su blog es muy atractivo e interesante; y opinar al respecto creo que es una postura muy noble y valiente. No debería preocuparse demasiado por el escudo de la Ciudad de México, el glifo mexica de la leyenda fundacional ya rebasó (tal vez no se ha dado cuenta) desde hace casi medio siglo los límites de una simple ciudad. Ahora representa a todo un país y es un emblema que además han adoptado miles de migrantes en el exterior, además aparece en escudos y emblemas de varias entidades en Estados Unidos, por lo menos. El glifo del mito fundacional ya no es más de la Ciudad de México, es de todos los mexicanos (inclusive de aquellos que no tienen raíces nahuas, que ni siquiera los conocieron o que en su momento fueron sus enemigos)... Imagínese nada más cómo se siente un totonaca, un mixteca, un otomí, o un zapoteca, inclusive un inmigrante aleman, italiano o chino extremista y radical al verse representado por un símbolo que en el mejor de los casos nada tiene que ver con su historia, cultura e idiosincracia y en el peor, que fue símbolo de quien en algún momento fue un molesto, mortal y acérrimo enemigo. Los símbolos, como usted bien lo sabe, dicen más de quien los interpreta que del símbolo mismo. Si usted, al ver el escudo se siente un vasallo y un derrotado, bueno... yo lo pondría en tela de juicio, pues sus comentarios si bien anacrónicos son sensatos, regionalistas y progresistas; además de que su profesión refleja a una persona libre que ve lo mejor de las cosas. En otro de sus temas, propone un escudo, mejor dicho, emblema, que ni es original ni nuevo; baste recordar el emblema de la imagen institucional de Andrés Manuel López Obrador al ser jefe de gobierno (2002-2005)... y aquí empiezan los problemas: le quitó la "X" porque ya no hay más barrios y porque tampoco hay lagos (más que en Xochimilco y Tláhuac); entonces ¿vale quitarle el águila (que desde luego no hay en la CDMX y que ni siquiera es endémico de México)?, ¿podríamos quitarle el nopal (que tampoco hay muchos, solo en Milpa Alta) y sustituirlo por una casa o edificio (que abundan)?, la peña está bien y representaría el asfalto sobre el que está la ciudad... En fin, seguro hay quien le pondría un fondo de colores representando la diversidad o el colorido de la ciudad... y que el círculo que lo rodea represente una tortilla... A todo esto ni siquiera son mis preguntas, ya las formularon diseñadores, profesores y gente de comunicación en el diario Reforma hace casi 10 años. Saludos.
ResponderEliminarTu manefa de ver las cosas es de un derechairo entreguista que le da igual admirar un monumento a Hernan cortez pisando la cabeza de un indigena, te da igual que el
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar*Fe de erratas: dice "medio siglo", lo correcto es "medio milenio".
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